Las tierras de Outes fueron habitadas desde los tiempos más remotos. Testimonios de la presencia de hombres y mujeres en la Prehistoria son los megalitos, petroglifos y castros.
Los megalitos
Son construcciones a base de grandes bloques de piedra y tierra que se empezaron a levantar a finales del Neolítico (hacia el 3000 a.C.) y durante cientos de años, hasta finales de la Edad de Bronce (por el año 1000 a.C.), sirvieron de enterramiento colectivo o individual y también como señal de dominio del territorio.
Son de varios tipos, uno de ellos es el menhir; probablemente el luegar de Pedrafita en Valadares haga referencia a uno de estos megalitos, las grandes piedras puestas verticalmente en el suelo y hoy desaparecida. Pero más frecuentes son los dolmens, generalmente cubiertos por un túmulo de tierra.
Se conservan en nuestro ayuntamiento más de 30 túmulos funerarios de este tipo (Mariño Reino, Xoán X. Patrimonio Histórico-Artístico de Outes. Volume I. Santiago, 1998), la mayor parte en las tierras altas de Xende, Banzas y Valadares que miden entre 10 y 15 m. de diámetro. Algunas de ellas, escavadas por buscadores de tesoros (posto que los difuntos se enterraban con sus joyas).
En algunos casos iban recubiertas de una coraza de pequeñas piedras para evitar el derrumbamiento del túmulo, tal como se puede apreciar en el túmulo de Millareira, en Cabanamoura. La de mayor tamaño (más de 30 m. de diámetro) es la Mendoña de Cando que además está aparentemente sin saquear.
Los investigadores Cuevillas y Bouza Brey constataron la aparición en Boel de un túmulo con restos humanos y dos pequeños puñales.
